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Un mundo desigual con un problema compartido

Actualizado: 12 dic 2023

Cuando hablamos de la COP, hablamos de la Conferencia de las Partes (Conference Of Parts) de las Naciones Unidas; las Partes son los países de Naciones Unidas que acuerdan adherirse a un convenio para solucionar algunos de los problemas globales que existen. Hay varios tipos de COPs, de sustancias peligrosas, de biodiversidad, etc. Tal vez la más famosa, sea la referente al Cambio Climático. Son lideradas por las Naciones Unidas junto con el país anfitrión donde se realizan año a año en distintas ciudades.


Desde inicios de diciembre 2023 y durante 15 días, se está desarrollando la COP 28 de Cambio Climático, en Emiratos Árabes. Seguramente hayan escuchado hablar de la COP 21 del “Acuerdo de Paris”, realizada en el año 2015 y conocida por lo que se alcanzó en esta instancia. La COP 30 se realizará en Río, acá a la vuelta.


¿Qué esperar de una COP?


Mientras se desarrolla una COP de Cambio Climático, van sucediendo varias cosas en simultáneo. Y cada uno que participa, lo hace con distintas miradas.

Por un lado está lo que se llama “las negociaciones”. Allí, es donde representantes de todos los países parte, buscan acordar acciones concretas para abordar los efectos y causas del cambio climático. Participan representantes de los distintos Estados, Uruguay siempre ha participado. Dar un marco de lo que sucede en estas instancias llevaría varias hojas, pero tal vez vale la pena resaltar que en general se negocia entre regiones, Uruguay en alianza con Brasil y Argentina, en general, por los intereses y realidades comunes. África suele pisar fuerte en estos ámbitos. Para llegar a esta instancia, se pasa una año entero en proceso de diálogo e intercambios, con varias instancias “pre COP”. Más de 120 países deben ponerse de acuerdo. Esto siempre sucede en lo que se llama “la zona azul”.


Por otra parte, están los acuerdos y convenios que se firman. Desde el sector público, el sector de la sociedad civil y últimamente con mayor participación del sector privado, se comienzan a realizar anuncios de nuevos compromisos que se asumen. Y cada país debe definir previamente si quiere adherirse a esos acuerdos o no. En general se aprovecha este momento para lanzar diversos acuerdos que se vienen trabajando previamente como por ejemplo “Alianza para la Descarbonización del Transporte” o “Declaración público-privada para priorizar acciones vinculadas al hidrógeno”. En general también sucede en la zona azul.


Y por otro lado, está todo un espacio de talleres, intercambio y creación de redes. Hay stand por países, por instituciones internacionales, centros académicos de todo el mundo, ONGs y más donde se realizan en simultaneo seminarios, diálogos y contactos. Esto sucede tanto en la zona azul, donde necesitas estar acreditado para participar como en la “zona verde”, donde es de acceso libre o más simple acceder.

Participan personas de todo el mundo, hay protestas, hay espacios culturales, hay diversidad y mucha interconexión entre personas. Por mi parte, me toco participar de la instancia de acuerdos y convenios así como de distintos seminarios. Y si el equipo que va a negociar por Uruguay necesitaba apoyo en las presentaciones país respecto a temas de energía, estábamos en la vuelta.


Año a año, luego de muchas horas de negociaciones, se alcanzan algunos acuerdos. Por ejemplo en Paris se acordó que cada país se iba a comprometer voluntariamente a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, según la capacidad y realidad de cada caso (son las llamadas NDC – Compromisos Nacionalmente Determinados por sus siglas en inglés). En la COP 27 de Egipto que se acordó crear un fondo para apoyar el impacto de las “Pérdidas y Daños” creados por el Cambio Climático. En esta COP 28, se establecieron, el primer día, los recursos monetarios que cada país iba a poner para este fondo particular.


No participar en estas instancias internacionales de negociación, sería un error. Hay muchos intereses en juego y ceder la silla es aceptar por defecto lo que se acuerde. Y existe un alto riesgo que los países más desarrollados o aquellos que levantan más fuerte su voz, definan condiciones que a futuro podrían condicionar la realidad económica de otros países, en particular uno como el nuestro.


Avances y desafíos


A veces parece difícil ver los avances que se logran, miramos números y datos y no se observan grandes cambios. Sin embargo se va avanzando. El tema está en agenda, y no solo de los gobiernos y sociedad civil, también del sector privado que se va imponiendo compromisos de transición a empresas más descarbonizadas. Se necesitan reglas del juego claras pero también desarrollos tecnológicos nuevos para poder salir de la dependencia de los combustibles fósiles. Hoy en día se ha avanzado en tecnologías bajas en carbono, que son más accesibles. Algunas han bajado sustancialmente su precio, como la energía proveniente del sol y del viento, otras aún siguen siendo entre un 25 y 40% más caras que la tecnología tradicional de origen fósil.


El desafío más grande es, con certeza, llegar a acuerdos en un mundo tan desigual. Los países desarrollados (hoy llamados también Global North) dan su pelea por tomar acciones que permitan reducir las emisiones (acciones de mitigación, p.e las NDC del acuerdo de Paris) y los países en desarrollo o emergentes (llamados Global South) dan su pelea por que se impulsen medidas para poder adaptarnos mejor a los efectos del cambio climático (acciones de adaptación, p.e: el fondo de Pérdidas y Daños). Uruguay se mueve dentro de los países que exigen más medidas de adaptación.


Como dice nuestro compatriota Mauricio Lima (recomiendo su libro “De expansiones y retiradas”) en referencia al Cambio Climático: “el monstruo ya está creado”. Buscar al culpable no tiene mucho sentido. Pero si buscar que aquellos que más tienen y más han basado sus economías desarrolladas en los combustibles fósiles, apoyen a los países que sufrirán las consecuencias o que tienen menos recursos para adoptar o desarrollar tecnologías bajas en carbono más costosas. Estamos todos en el mismo barco, no tiene sentido declarar “yo no fui” y no hacer nada, porque si nos hundimos, nos hundimos todos.


Francisco, con Laudato Si ha puesto el tema ambiental en el corazón de nuestra espiritualidad. No podemos ser indiferentes. No podemos dejar de ver este tema, como muchos otros problemas ambientales, como hermanos.


Francisco iba a participar de esta COP (por primera vez un Papa iba a ir a una de estas cumbres). Vaya si era un mensaje de hermandad, en una COP que se desarrolla en un país árabe y petrolero. No pudo estar porque su salud está frágil, recemos por él como siempre nos pide. Como católicos y como CVX, tenemos que reflexionar sobre nuestro estilo de vida, sobre nuestras decisiones cotidianas, sobre nuestra responsabilidad y nuestros compromisos. ¿No podemos hacer algo más?


María José González (Gracia)


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