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Asamblea Mundial CVX: Discernir los caminos para la esperanza

Entre el 3 y el 12 de agosto pasados, Amiens –norte de Francia-, se pobló de delegados de CVX de 65 comunidades nacionales que celebramos la invitación a ‘Discernir los caminos para la esperanza’ en la 18va Asamblea Mundial.


La dinámica nos invitaba a reconocer que ha venido haciendo el Espíritu en las realidades que nos tocan, a profundizar en los desafíos en las fronteras a las que el evangelio nos envía; y a discernir, al modo de discípulos en camino con el Señor, qué hace arder nuestro corazón.


Abiertos al mundo, recorrimos las iniciativas apostólicas que CVX lleva adelante en el mundo y abrimos las puertas del corazón para celebrar junto al P. Sosa SJ, Asistente Mundial CVX, y a más de 1000 visitantes una fiesta de familia ignaciana por todo lo alto.

Amiens y su catedral gótica nos recibió con un sol brillante y el ánimo desbordante de hospitalidad y alegría. Las liturgias compartidas, con diversidad de idiomas y ofrendas representativas por regiones y continentes, animaron el final de cada jornada.


Adivine qué comparten Eslovaquia, Etiopía, Nueva Zelanda y Suecia… grupo clasificatorio para una copa del mundo? No…las 4 se suman como comunidades plenas a la CVX Mundial. Con ellas, ya sumamos 65 comunidades nacionales alrededor del globo: un motivo más para el ‘modo esperanza’ al que nos convoca el P. Sosa SJ, superior general de los jesuitas: “Si la CVX vive la gracia de la esperanza en Cristo, será lo que está llamada a ser.”


Y el 7º día la Asamblea... se calló. El corazón y el ánimo se serenaron en un día de recogimiento y presencia de Dios, disponiéndonos a reconocer en oración las nuevas llamadas del Espíritu. Para prestar atención al modo en que Dios viene actuando y por dónde nos está llamando a continuar el camino.


Y al modo de Emaús, nos fuimos compartiendo, de dos en dos, lo que habitaba nuestro corazón. Sumándonos luego de a 4, finalmente conformamos grupos de a 8 en los que compartimos y reconocimos las llamadas que se fueron organizando en tres claves: identidad, vocación y misión. Un mosaico en el que conformamos el cuerpo de la comunidad mundial, identificado con el cuerpo de Cristo, “llamados a ser sonrisa de Cristo, brazos de Cristo, hombros de Cristo ofrecidos al discípulo amado en la última cena”.


Las siguientes jornadas fueron dando forma a las respuestas a las llamadas del Espíritu. Por regiones, conformando un cuerpo diverso, ofreciendo el servicio y compromiso, defendiendo la dignidad de todos, enriqueciéndonos mutuamente, abriéndonos a las realidades que nos atraviesan, descubriendo coincidencias inspiradoras.

La conformación del nuevo ExCo, con representantes de todas las regiones, expresa también la universalidad de un cuerpo llamado a la misión en la iglesia y el mundo entero. Convocados bajo Su bandera, servidores de Su misión, colaboradores de Su Reino.


Las conclusiones finales, el documento integrador y las deliberaciones finales de los delegados –que se compartirán en los próximos días-, darán una visión de conjunto al proceso compartido. La Eucaristía final nos impulsó a seguir mar adentro, fijos los ojos en el Señor, llevados de Su mano. Anclados en Su promesa. Para seguir transitando caminos para la esperanza.


Mariano Durand SJ


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