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Taller de Discernimiento

El Taller de Discernimiento fue una experiencia muy enriquecedora, profunda y de encuentro entre personas que participan o no de la CVX.


Sin duda fue un espacio de mucha apertura y compartida de lo que nos iba suscitando el Espíritu semana a semana. Las distintas herramientas que nos iban presentando eran puestas en oración activa, lo cual llevaba a que el taller no fuera un mero espacio informativo de las herramientas de discernimiento de Ignacio, sino una oportunidad de poder conectar con la oración y con uno mismo por medio de las distintas pautas.


En lo personal encontré aquí una nueva forma de pasar por el corazón, mente y espíritu lo que surge en la vida cotidiana de uno, el poder ponerle nombre a los sentimientos y pensamientos míos y de ahí poder rezar en base a eso fue muy fructífero.


El grupo de talleristas demostraron su pasión por el espacio, se notaba en cómo transmitían cada palabra lo fundante que fue para ellos, en su momento, haber tomado el taller. Esto propició que el taller fuera interesante para el que lo recibía, mostraba de primera mano lo vivencial y lo hondo que podían calar estas palabras y enseñanzas en aquel que se daba la oportunidad de formar parte.


El haber concluido el taller con una celebración en donde pude dar gracias a Dios por todo el bien recibido durante ese mes y medio fue un detalle muy lindo. Me nace invitar a todo aquel que esté buscando fortalecer su oración a que pueda sumarse a futuros talleres y formar parte de esta experiencia tan fundante en la vida de quien comparte la espiritualidad Ignaciana.


Santiago Rodríguez (Manere)

 

Empecemos por el principio… Quien me invitó fue una amiga y, cuando me lo propuso, lo primero que pensé fue: “¿Discernimiento? No, yo no quiero ser monja”. Es que no tenía ni idea de que se trataba y mi amiga tampoco me supo explicar muy bien, así que llegué con una mezcla de entusiasmo y miedito. Ahora que ya fui, podría intentar explicarte de qué va, pero es mejor la experiencia; por eso, te cuento un poco de la mía… Ir al taller me ayudó a entender y aprender la importancia del “ama al prójimo como a ti mismo” y ahora sé que mi camino va por ahí; me aumentó la certeza de que Dios se vale de cada persona y momento para decirme que está acá conmigo, en mi corazón y me pide que no me juzgue, que me anime y que confíe. Por todo esto y más gracias, gracias, gracias; y me llevo las enseñanzas de un santazo en el corazón.


Federica Villalba

 

Personalmente, la experiencia del “Taller de discernimiento” ha sido como una “vuelta de casa”. Volver a conectar con mis raíces, el pozo de la espiritualidad ignaciana; volver a la CVX y pasar por el corazón tantos discernimientos personales andados, rezados y confrontados en aquel tiempo junto a mi pre-comunidad; volver a reencontrarme con tantos rostros queridos; volver a conectar y tomar conciencia de la riqueza y potencia de esta herramienta en nuestras vidas como seguidores de Jesús, y de alguna manera, al legado de Hacho sj.

El taller fue verdaderamente un “soplo del Espíritu”. Él fue quien puso el deseo en cada uno de los que de alguna manera fuimos parte de este proceso. Él fue el verdadero protagonista, quien nos fue convocando, poniendo en movimiento… a la CVX desde el CEN dando el envío para concretarlo y realizarlo, al equipo que conformamos entregando nuestra disponibilidad y abriéndonos a la aventura de sumergirnos en estas aguas, a los jóvenes que no fueron sordos a Su llamado y se dejaron conducir por Su soplo con profunda apertura, verdad y confianza, a Mariano sj que nos acompañó con profunda sencillez y posibilitando recoger y celebrar los frutos junto a Jesús en la eucaristía final.


¡No más que gracias!


“Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno”. (Gn 1, 31).


Jimena O'Neill, rscj

 

Comenzó con una invitación que cayó en tierra fértil. El sentido de ser enviados a reeditar una instancia pedagógica central a nuestra identidad, y a la vez cargada de historia, era patente y poderoso.


Fue una excusa para reencontrarme con los inicios de mi camino en el discernimiento espiritual, cargado de gratos recuerdos y siempre novedoso.


Dicho camino se entrelazó primero con los del equipo, donde se combinaron énfasis, sensibilidades y experiencias de vida diversa. Recreamos algunos detalles, confiando en el resto en la sabiduría decantada de la estructura central del Taller, y en la Gracia del Espíritu.


Para mayor sorpresa, se entrecruzó luego con el camino de los participantes, en algunos casos iniciales en el discernimiento de espíritus. Ser testigos de sus procesos y de incipientes frutos fue una bendición.


Desde ya invitamos a todos, dentro y fuera de CVX, al Taller 2023 para seguir compartiendo este regalo a manos llenas.


Rafael Terra (Hacho)

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