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Testimonio del Encuentro Mundial de Jóvenes

El 29, 30 y 31 de julio se llevó a cabo el Encuentro Mundial de Jóvenes de la CVX, bajo el lema “Embrace the world in an Ignatian way” (abrazar el mundo de manera Ignaciana), en la ciudad de Loyola, España, de forma virtual. Allí participaron unos 130 jóvenes representando a 52 países de todo el mundo. Con una gran organización de parte de España, fueron tres días intensos, con momentos de oración, testimonios de vida, charlas y compartidas en grupos hablando todos el mismo idioma.


A pesar de no disfrutar de la presencialidad en Loyola, creemos que la virtualidad llegó para quedarse. En este vídeo Daniel Villanueva Sj puso en palabras la importancia de las redes colaborativas para la construcción del Reino. Una visión de la redes, no sólo como estructuras operacionales, sino como una gran oportunidad para compartir, sentirnos parte de una misión, cuerpo apostólico y oración. Debemos entender las redes de trabajo (Networks) como un elemento clave para expandir la misión y poner a disposición nuestra capacidades. En este sentido es que los jóvenes tenemos un rol clave para la generación de estas instancias de colaboración para el crecimiento de la CVX, no necesariamente en número, sino en vinculación.


En el transcurso de esos tres días reflexionamos sobre las heridas del mundo, principalmente sobre la pobreza, cómo actuamos frente a ella, qué perspectiva tenemos sobre ella. Con esto nos sentimos invitados a pensar nuestra postura con respecto a las heridas que se presentan a nuestro alrededor. También se habló sobre Ignacio y la evolución de su proceso de conversión luego de su herida en la pierna y su dolor. Bajo esta consigna tuvimos que reflexionar sobre nuestras heridas y cómo las recibimos, invitándonos a aceptarlas, todos hablábamos el mismo “idioma” ignaciano sin importar de dónde fuéramos.


En el segundo y tercer día escuchamos más testimonios, el de una doctora española que habló sobre su experiencia y dónde veía a Dios cuando la pandemia en España estuvo en su momento más crítico. Fue muy conmovedor, puso mucho énfasis en el hecho de acompañar a la gente, a veces no podemos hacer más que eso. José María Rodríguez Olaizola Sj nos habló de su perspectiva sobre el ser peregrino como Ignacio. Y el último mensaje fue del Padre General Arturo Sosa Sj hacia los jóvenes, invitándonos a ser abiertos, animarnos a incomodarnos, tratar como iguales a personas discriminadas por ejemplo, por su orientación sexual. A ser sólidos en nuestro interior y usar la herramienta del examen diario para tener claridad en un mundo tan veloz y cambiante como lo es hoy.


Las charlas rondaban en un paralelismo con la vida de San Ignacio y las necesidades del mundo de hoy. Dedicamos bastantes ratos de oración sobre la herida personal y la herida del mundo, para verlo como un hueco por donde entra la luz de Dios y a través de la cual Dios nos quiere transmitir su misión para nosotros. El final del encuentro culminó con un decálogo, un manifiesto de 10 ítems, donde los participantes destacaron su visión hacia el mundo, nuestro compromiso de encarar la realidad de hoy en día, y nuestras ganas de acercarnos al diferente y al necesitado con una mirada positiva y humilde.


Fue una experiencia sumamente enriquecedora, al compartir con gente como Sandra de Egipto, Annah de Bután, Erica de Hong Kong, Gabriel de Alemania y Elisa de Sudáfrica, todos con diferentes realidades, pero con un estilo de vida en común. En este sentido y a raíz de lo compartido, es que surgen lindos desafíos a enfrentar tanto a nivel mundial como a nivel nacional. Uno de ellos es poder apropiarnos de la CVX como jóvenes y verlo como lugar a partir del cual ser enviados y salir en misión.


La CVX mundial (CLC) es diferentes idiomas, diferentes culturas y tradiciones, pero una misma forma de rezar y de acercarnos a Dios, siguiendo la espiritualidad ignaciana. Este encuentro nos permitió sentirnos parte de algo más grande que nosotros, más grande que nuestra comunidad individual, incluso más grande que nuestra CVX nacional. Desde nuestro experiencia personal en subgrupos evidenciamos un encuentro con personas de diferentes lugares del mundo e idiomas (ninguno de los presentes hablaba inglés como su primera lengua), pero no fue difícil entendernos, ya que todos teníamos ese mismo encuadre y forma de expresar la fe. Fue un encontrarnos todos con ganas de conocernos y compartir, sin sentirnos juzgados, abiertos a los comentarios de los otros, y felices de recibir el testimonio del otro.


Para finalizar, nos surge compartir las palabras del presidente de Bélgica que de alguna manera sintetiza la invitación central que se le propuso a los jóvenes: “Los invito a sentirse a cada uno como en su casa. Donde la CVX es su casa. Sentirse cómodos en cualquier momento y en cualquier lugar. Si la CVX realmente es un don, un regalo, el espíritu jugará su parte. Por ello, para encontrar la mejor manera de abrazar el mundo de manera Ignaciana, los jóvenes deben hacer viable el Carisma de la CVX para las nuevas generaciones“.


Juan Ignacio Radiccioni, Juan Manuel Ferrés y Lucía Ponce de León


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